Lorena, Buenos Aires 1971
Pansha, Santiago de Chile 1978
lo que sucedió... (Pansha) Inspirada por los estudios del ilustre investigador en ciencias cognitivas, Francisco Varela, empezó un proceso de autopoiesis. Como contexto, eligió un campo de golf de Massachussets. Su experimento consistió en poner una bola de golf dentro de su copa de tequila y ver como actuaba. Si se hundía, regresaba en sus tierras australes, si flotaba se teñía el pelo de azul, compraba un coche descapotable y se iba a buscar a su compañera de viaje, una tal Ana, teniendo como meta un periplo a semejanza de la película Thelma & Louise.
La gravedad reveló su secreto a nuestra Pansha. No hubo periplo.
Ahora preside en Chile la asociación AVAN a la cual acuden muchas personas cuyas identidades deben quedar en el anonimato. Con todos los testimonios está pensando dirigir una película que llevara el titulo “Satanás y yo” protagonizada por la Duquesa de Alba y otros actores no profesionales. Lo que más le mola a Pansha en su nueva función de directora de cine es hablar con el megáfono sentada en la silla real con sus dos cobayas en las rodillas.
La gravedad es dura pero es la ley
Albert Einstein.
Lo que sucedió... (Lorena) “Venite a Buenos Aires” me decía Lorena cuando tomamos nuestro ultimo almuerzo, un bocata de jamón serrano que me regaló generosamente, en el campus de la universidad. El eco de su voz aún resuena en mis oídos.
Se fue, discreta pero determinada, por la puerta pequeña. Allá, ha entrado por la puerta grande. Ahora, actúa en una compañía de teatro y baile de calle en el Boca.
La base coreográfica de los espectáculos tiene como tema principal la bipolaridad de la Tierra. Los miembros de la compañía piensan que los movimientos de los seres humanos pueden actuar sobre la rotación del planeta. Sueñan con acabar con la bipolaridad: que las estaciones sean las mismas en ambos lados del ecuador y que el agua gire en el mismo sentido dentro de la pila, tanto en el sur como en el norte. “Sobre todo, estamos trabajando con el agua de la pila. ¿Como podemos esperar la armonía del planeta si cada uno tiene una manera de girar en la pila?” apuntó el portavoz de la compañía de baile. “Así que, en nuestros bailes, estamos interpretando el movimiento consensual del agua. Cada representación es un diálogo con las fuerzas cósmicas”.
Lorena trabaja en las coreografías junto con el electricista, que le inspira también ideas para los trajes. “El mono azul es una forma de vestir muy universal” explicó Lorena a un periodista de la cadena de televisión local.
La popularidad del grupúsculo artístico no está negada por nadie en las calles del Boca. Abandonan fácilmente la pequeña pantalla y se dan cita allí abajo para asistir a las actuaciones que suelen ser interactivas.
Muy a menudo, Lorena acaba en el público “me siento mejor con los espectadores, del lado de acá” dijo este verano después de una representación.