El 25 de febrero de 2002. Muchos de los madrileños, que conocimos a continuacion, aún no existían. Era un lunes. Ana, Ludo, tú, Luisa y Yo.
Ya sé que van a venir. Van a venir los hombres con batas blancas. Toc, toc. Se acercan. Vienen a buscarme. Antes de irme con ellos, se les mostraré esa pila de entrada de cine que tengo guardada en una cajita de falsa madera.
- Eso se llama psicomanía, no?
Et Ludo de crier: arrête de faire ta Camille Claudel! Toi, Marguerite, moi Camille. Quel con ce Ludo. Le pire c’est qu’on peut rien dire de Ludo. Ni arrête de faire machin, ni rien. Par contre, j’en connais pas mal –que c’est énervant!- qui disent: arrête de faire ton Ludo et peu de qui l’on dit ça. Vraiment que c’est énervant...
Empezé a acumular las entradas de cine dentro de la cajita justo cuando llegé a España así que Lisbon Story estaba debajo, bien debajo de la pila. Tuve que sacar todas las posteriores, cuidado con cuidado, estornudando entre Babel y Mulhollan Drive, El Pianista y Los Lunes Al Sol. Dándome cuenta que en unas maldidas la tinta estaba medio borrada. Justamente en esa misma, tuve que acercar la lampara y darle muchas vueltas al papelito para leer o mas bien adivinar: 22h00 25-02-200... Patio de butacas Lis.. Sto... “No me puedo creer. Sí que lo tengo!”.
Como no te ibas a acordar si recuerdas hasta la ropa que llevaba yo durante la noche vieja en casa de tu madre hace 6 años?
Y claro, el verano siguiente, me fui a Lisboa, me encerré una semana entera en Lisboa viviendo sobre sus carriles, respirando el aire del Alfama y del Chiado. Unos años antes –la peli no salió en 2002 sino en 1994- Ludo se subió en un avión, con todo el miedo que tiene cuando viaja por la vía aerea, rumbo Lisboa despues de salir de la sala de cine. Y tú tambien, Luisa, unos meses despues llegaste a Lisboa por la carretera. A ver, podríamos empezar a hacer grupos. Grupos de gente para copiar a facebook que no se merece mas. Aqui nace y muere en seguida el grupo de los que han viajado a Lisboa inspirado por la pelicula Lisbon Story.
En el piso que menciona Luisa, un día organisaron una comida. La ventana daba a la calle. Estuvimos un rato observando a un hombre abrillantando su coche con un trapo. Era una cosa increíble y casi hipnótica ver a este furioso frotar su coche, repasando su trapo sobre las puertas y los cristales. Por fin dejo el coche con la idea, supongo, de volver a su casa, pero empezó a limpiar lo que encontraba en la calle: la rejas de las ventanas, el capó de los coches vecinos, los carteles...
Piscomanía. Fabian sabe muy bien de que hablo. Me vió, ademas de guardar las entradas de cine en la cajita, hacer listas. Me vió hacer listas de cosas que están relacionadas unas con las otras. A veces llegaba a hacer, era lo mejor, listas de listas. Pero como había notado que Fabian, antes de salir de casa, se ponía a averigüar 20 veces si lus fuegos de la cocina estaban correctamente apagados y que leí que Julio (Cortázar) se daba por muerto si no encontraba el terrón de azucar que se había caido de la mesa, yo me tranquilizé. Me iré con los hombres que llevan batas blancas. Me iré sin resistir con ellos y con la certeza de volver a encontraros todos a dónde me llevan.